La sombra.


Título: La sombra
Autor: John Katzenbach (EU 23/junio/1950)
Editorial: Ediciones B

The Shadow Man 1995


   Un judío entregaba a los nazis a sus paisanos, nadie conoce su nombre, pocos han visto su rostro. Ya han pasado muchas décadas, a fines del siglo XX, Sophie una anciana sobreviviente entra en pánico al ver a "La sombra". Pide auxilio a su vecino Simon Winter un inspector retirado de la Brigada de Homicidios.
   Sophie sabe que otros vieron a La Sombra y luego aparecieron muertos. Cuando esto mismo le pasa a su vecina Winter vuelve al ruedo.
   Hay que alertar al resto de los sobrevivientes del holocausto judío. Ya que La sombra los busca para matarlo. Katzenbach en esta novela no nos mete en la mente del asesino como lo ha hecho en Retrato de Sangre  y en  menor grado en sus novelas precedentes.

—Hay algo más que no comprendo —dijo entonces—. ¿Por qué ha venido aquí? En Miami Beach hay muchos supervivientes del horror nazi, es el lugar donde hay más probabilidades de que alguien lo reconozca. ¿Por qué no está en Argentina o en Rumania u otro lugar más seguro?
Irving Silver negó con la cabeza.
—Es aquí donde él se siente más seguro.

    El loco sombra se dice a sí mismo "Disfrutaré matándolos. Tal vez sea un comienzo para mí." Parece tener la ilusión de declarar la ciudad donde vive como Judenfrei
 -Judenfrei —se dijo—. Eso es lo que el Reichsführer le prometió al mundo entero. Y lo mismo me prometí a mí mismo. Puede que esta noche por fin consiga sentirme Judenfrei.»
Visualizó mentalmente a la anciana y el rabino...

   Judenfrei es la denominación usada por los nazis para una ciudad o país libre de judíos. También usaban Judenrein (literalmente, "limpio de judíos") ¡toda una delicadeza del lenguaje la de estos chicos! Al usar esta palabra ya se advierte la consideración que de los judíos tenían.

   Ya he mencionado la fobia de Katzenbach a dejar sus protagonistas fuera de escena, por lo que a pesar de los riesgos de muerte los amontona a todos: esquivando tiros, granadas, políticos populistas, bombas y sicarios. No lleva a niños y adolescentes armados esta vez como en Un asunto pendiente pero sí el detective Morrison lleva a la fiscal del distrito Espy Martinez en sus andanzas. Como casi la matan, la segunda persecución decide no llevarla.

—¿Quién era? —preguntó Espy en voz queda.
—¿La Sombra? —Robinson sacudió la cabeza—. No lo sé. Dudo que lleguemos a saberlo. En otro tiempo fue una persona concreta, pero después de la guerra probablemente se cambió el nombre tantas veces, que su verdadera identidad se perdió para siempre.
Ella asintió.
—¿Y ahora?
—Ahora, nada.

    Hay cosas que no se entienden: por ejemplo en un momento Martinez, la fiscal, viaja y averigua datos clave para la investigación y luego juega a "llego en persona para contarlos", ¿Un telegrama, una carta, un mail, un sms, una llamada?. Kazenbach queda en deuda con algunos personajes, sobre todo con Simon Winter, y la novela romántica alarga un libro de ritmo desigual.

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