Juegos de ingenio
Autor: John Katzenbach (EU 23/junio/1950)
Editorial: Ediciones B
State of mind, 1997.
Los hermanos Clayton son los detectives de este thriller psicológico, donde el misterio futuro hunde sus raíces en el pasado.
Susan Clayton elabora y publica juegos y acertijos. Ella recibe cartas que un desequilibrado deja personalmente en el buzón primero y luego en la puerta de casa. Teme lo peor.
Su hermano el profesor Jeffrey Clayton dicta Introducción a las conductas aberrantes.
Y conocerás lo que se dice de los estudiantes de Psicología y los estudiantes de la novela no son la excepción. Atraídos por los misterios de la psiquis hay quienes podrán ayudar a sus pacientes y están los que necesitan ellos mismos todos los auxilios que pueda brindarles la ciencia a la que acuden.
Cuando en el departamento de Psicología un alumno asesine a su profesor de posgrado, Clayton encendió las alertas: ¡Todos sus alumnos recibían altas calificaciones!
No valía la pena jugarse el pellejo por suspender a un estudiante de segundo. A los alumnos que a su juicio estaban al borde de la psicosis asesina les ponía automáticamente notables altos por sus trabajos, independientemente de si los entregaban o no. El responsable de gestión académica del Departamento de Psicología sabía que todo estudiante que obtuviese esa nota del profesor Clayton debía considerarse una amenaza e informaba sobre ello al cuerpo de seguridad en el campus.
En las novelas de Katzenbach NO existe el sujeto tacito (XD). Todos sus personajes están en escena, por eso cuando Clayton viola esta regla katzenbachiana le dicen lo siguiente:
—¡Clayton, hijo de puta, le expliqué las normas! ¡Tenemos que ir juntos siempre, como culo y mierda! ¡Nada de excursioncitas sin llevarme a mí también! Maldita sea, ¿adónde ha ido? Le he estado buscando por todas partes.
En la novela hay un Distrito 51 (no es Área 51 de los ET, ni es Puerto Rico) y quieren su estrellita en la bandera, quieren ser un distrito sin armas, cárceles, flores naranjas y sin políticos republicanos. Un club privado dentro del país. JK rasguña la distopía, pero apenas llega a una caricia.
Katzenbach amante de que sus criaturas hagan justicia por mano propia debería hablar con Marvel o Dc y escribir una franquicia o crear a sus propios justicieros pero ya con superpoderes unos héroes totales.
—Vaya —dijo Susan con una risita desprovista de humor—, gracias por la lección, hermano mío. Y ahora, vayamos a por él.
—No tenemos por qué —replicó Jeffrey de forma cortante—. Basta con hacer una sola llamada...
Diana miró a su hijo y negó con la cabeza...
Susan hizo un gesto para mostrar que estaba de acuerdo con ella.
—¿Qué te hace pensar que el estado resolverá el problema de un modo satisfactorio para nosotros? —preguntó—. ¿Cuándo ha estado un gobierno a la altura de las expectativas?
—Este es nuestro problema. Deberíamos solucionarlo a nuestra manera —aseguró Diana—. Me sorprende que se te haya ocurrido siquiera pensar lo contrario...
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