Bizancio
Stephen R. Lawhead, born 2 July 1950
Byzantium, 1996
Ciudad. La novela toma el nombre de Bizancio que fue fundada en 667 a .C. denominada Constantinopla en 330, ocupó lo que hoy conocemos como Estambul.
Misión. El protagonista y narrador es Aidan Mac Cainnech es un monje irlandés elegido junto a otros 11 monjes y un obispo para entregar en Bizancio un libro santo al Emperador.
Los monjes llevan tonsura que es un corte de cabello en el que la cabeza se afeita excepto una delgada línea que forma un circulo llamado "corona" y que es símbolo de la corona de santidad que esperan recibir en el cielo.
A la peregrinación se le llama Martirio Blanco, el peregrino no va en busca de la muerte, sino en busca de la resurrección. Muchos peregrinos encuentran la muerte, el martirio rojo. Aidan mismo es un esclavo que cambia de manos una y otra vez.
La ardilla que perseguía una bellota. Aidan se parece en varios pasajes a Scrat esa ardilla de las pelis Ice Age que siempre parece alcanzar y perder la ansiada bellota. Aidan pierde y busca la libertad, la fe, el libro santo, la vida... y muchas cosas y personas que no enumero para no hacer spoilers. Siempre frente al más importante, buscando encontrar su favor y haciéndolo desde el lugar más desfavorable.
Uno es el que es. ¿Te lo crees? Puedes preguntarte o preguntar a alguien ¿Quién eres? Todo hombre tiene respuesta a tal pregunta. A nuestra esencia le cabe cierta estabilidad, no como una hoja seca a merced del viento. Con Aidan la cosa es distinta el lector queda perplejo más de una vez... este tío se pasó tres pueblos ¡de nuevo!
Había estado en la iglesia más grande de todo el mundo y que no había rezado ni una sola oración, ni siquiera había realizado un simple rito. Eso jamás habría sucedido en la abadía. ¿Qué me pasaba? Este pensamiento me mantuvo despierto la mayor parte de la noche.
Aidan pierde la fe. Vaya si es grave perder la fe, porque es algo muy valioso, pero a veces lo que se pierde es lo que "no vale" en la fe, como el metal que pierde lo que no vale en el crisol y queda reducido, menor, más liviano pero, purificado y con un valor pleno. Hay que saber descubrir el valor de lo que queda especialmente en las dificultades de la vida, donde es mucho lo que parece perderse.
Me encanto el diálogo de Aidan con su confesor y su insistencia en preguntar ¿Qué esperabas encontrar?. Le propone un camino con los pies en la tierra ¿Esperabas caminar a la luz del sol sin sentir el calor, o marchar sin agua y no tener sed? ¿Pensaste que todo lo malo se volvería fraternal y amoroso en el momento en que estuviera ante tus ojos? ¿Pensaste que las tormentas y las pasiones amainarían por la tonsura de tu cabeza?
¿Creíste que Dios te protegería para siempre del daño y del dolor de este valle de lágrimas? ¿Que no sufrirías las injusticias que otros debían soportar? ¿Que la enfermedad no te atacaría, que vivirías siempre al margen de las tribulaciones que aquejan a toda la humanidad?
La novela se inspira en la vida de San Aidan de Lindisfarne que fue monje en Irlanda y llevo a muchos paganos al cristianismo.
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