B de Bestias
Autor: Sue Grafton (Kentucky 24/abril/1940)
Editorial: Tusquets editores.
Serie Alfabeto del crimen.
B is for Burglar,1985
Una investigadora que usa e sentido común, aquel referido como el menos común de los sentidos. Me
llamo Kinsey Millhone y casi todos mis casos comienzan del mismo
modo. Empiezo diciendo quién soy y qué hago, como si al exponer
siempre los mismos datos elementales pudiera desentrañar la lógica
de lo que sigue.
A causa de la división de una herencia una mujer busca a su hermana y le encarga a Kinsey
Millhone que la encuentre. Hasta ahí a cosa parece ir de búsqueda de personas, a quien se busca es una mujer que vive por temporadas en distintas ciudades. Cuando Millhone cree que algo malo ha sucedido y le comunica a su cliente que hay que alertar a las autoridades le piden que cancele su trabajo, que lo de por terminado.
...Puede poner en circulación una descripción de su hermana, a través de la policía estatal y local, y averiguar si por lo menos no está enferma, muerta o detenida.
—¿Muerta?
—Sí, lo lamento. Sé que es alarmante, y a lo mejor no es el caso, pero la policía tiene acceso a toda una información que a mí me está vedada.
—Es increíble. Yo sólo quería su firma. La contraté a usted porque pensé que sería el medio más rápido de localizarla. No creo que en el fondo sea asunto de la policía. Bueno, lo que pasa es que no quiero que recurra usted a ella.
—Está bien. ¿Qué hacemos entonces? No me parece lógico que me pida que encuentre a su hermana y al mismo tiempo me obstaculice la investigación.
—¿Por qué no, si no me parece conveniente? No comprendo por qué no quiere usted dejar las cosas como están.
Lo sorprendente en la novela es que una anciana le pide que siga investigando, quiere saber qué le pasó a su vecina. Incluso en un momento Kingsey debe negar información a sus primeros clientes ya que actualmente ya no trabaja para ellos. Esto me hizo rascar la cabeza y pensar ¡Que tan verosímil es este giro en la historia! ¿No existe en algún punto conflicto de intereses?
Sólo
había hablado con Pam una vez, mientras andaba tras la pista de un
marido errante. La esposa, es decir, mi cliente, estaba tramitando el
divorcio y quería pruebas de las infidelidades del marido... Pam se había
sentido ofendida, no porque yo hubiera descubierto que estaba liada
con el marido, sino porque había descubierto que él estaba liado
con dos mujeres más... Mantenemos el trato, pero la cortesía está limitada por su rencor y
mis burlas furtivas.
Pam
es pequeña, la mala leche en miniatura. Es la única mujer que
conozco que se añade diez años para que todos le digan que parece
mucho más joven. Desde este punto de vista, jura que tiene treinta y
ocho años. Tiene la cara pequeña y la piel oscura, y se pone
colorete de distintos matices en un intento infructuoso de sombrearse
las mejillas a distintos niveles. Yo solía suministrarle
información...
Una característica de los libros es que están escritos en primera persona por Kingsey Millhone.
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