Raymond OCSO El doble del hombre-Dios.

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Título: El doble del hombre-Dios


Autor M. Raymond ocso
Colección trapense dedicada a los sacerdotes.
Ediciones Stvdivm España 1957
2º edición traducida de 11º edición norteamericana.

     El Padre Raymond propone al catolicismo como una fuerza viva, ardiente y combativa. No puede ser un blando conformismo aparente, sino dura e imperiosa exigencia íntima y auténtica fiebre exterior.
      El autor utiliza el recurso del diálogo para escribir su obra, esto le permite ser bastante duro en algunos pasajes ya que el que habla es el otro, o bien al ser duro es el interlocutor el que le advierte ingenuamente que quizas se este excediendo en sus observaciones, claro sin darse cuenta.
     El primer diálogo es con un actor de riesgo, es decir quien dobla actores protágonicos en escenas de peligro, éste le pregunta ¿Que es ser sacerdote? luego de escuchar lo que hace este actor, usa esa misma imagen la del doble para decirle todo sacerdote es doble del hombre-Dios, de Nuestro Señor Jesucristo. El resto de los capitulos charla con sacerdotes y reflexiona sobre la idea de doblar a Cristo.
SER como Jesucristo es el tesoro que Raymond Ocso invita a vivir a los sacerdotes
 Sin citar propiamente los diálogos se presentan algunos pasajes de reflexiones:

Somos bondadosos, pero nuestra vergüenza es que no somos grandes. Somos respetados cuando deberíamos ser reverenciados. Somos medianamente virtuosos cuando deberíamos serlo heroicamente. Somos buenos a secas, cuando deberíamos ser santos. Somos predicadores mediocres, maestros mediocres, dirigentes mediocres, estudiantes mediocres, mediocres en la oración y mediocres en el ejercicio de nuestro sacerdocio.
     Pobres como Cristo, crucificados para el mundo y no seguidores de sus modas. Andar, hablar, vivir, SER como Jesucristo
     Para descansar subía a la montaña para orar o bien llevaba a sus discípulos a aparte al lugar desierto para descansar. Cristo dijo ustedes no son del mundo. El mundo está crucificado para mí y yo para el mundo.  Nos lanzamos a evangelizar el mundo, y cuando queremos darnos cuenta es el mundo el que nos ha evangelizado a nosotros.
     Necesitamos vacaciones, pero unas vacaciones para curas, con curas y como curas.
        Si yo tengo que ser otro Cristo tengo que estudiarle, analizarle, reflexionar sobre sus actos y hábitos. Tengo que caer de rodillas ante él. El motivo de nuestro fracaso de vivir al nivel de nuestra dignidad y el de no tener siempre la conciencia de ella, se debe al descuido de la oración.
Trabajar, rezar, vivir unido a Cristo
El trabajo es oración cuando se lleva a cabo por él, con él y en él, cuando lo utilizamos como medio para mantenernos unidos a Jesucristo, como medio para unirnos aun más estrechamente a Dios. 
     Tener una intención real antes de emprender cualquier tarea, no una intención real o interpretativa.
    Rezar el oficio en ves de leerlo. Preparase y luego reposar en acción de gracias.
     Orando elevando la mente y el corazón hacia Dios. Tener mucha oración privada.
    Reproducir a Jesucristo en nosotros mismos y en los demás.
     El pintor, el escultor tienen delante de sí un modelo al que no dejan de mirar para poder reproducir. El sacerdote tiene que tener siempre la mirada en Jesucristo. No se puede ser sacerdote sin meditar.
     Para conocer a Cristo necesitamos la iluminación e inspiración, la gracia, que solo se alcanza en la oración, con la oración y a través de la oración.
     Mantener conversaciones ininterrumpidas con Dios.
Anemia
Nuestros curas piensan y predican de una manera anémica. Rara vez atacan por derecho. Rara vez exigen algo. Rara vez exponen la ley con llaneza. Insisten en que sólo deben insinuarla. ¿Podéis imaginar una cosa más absurda? ¡Insinuar la Ley a nuestro mundo sofisticado, satisfecho de si mismo y lleno de pecados! Muchos de los que acuden a las misiones son incapaces de comprender… y nuestros apóstoles modernos se empeñan en enseñarles indirectamente.
Confesar
¿Cuántos de nosotros nos sentamos en el confesionario dándonos perfecta cuenta de que una eternidad-una eternidad para un alma inmortal-se está decidiendo en el encuentro con cada persona? ¿No obramos muchas veces como si fuéramos maquinas de absolver? ¿No olvidamos muy a menudo que debemos ser no sólo jueces, sino también doctores, consejeros, padres, para cada alma que viene a decirnos“bendígame padre porque he pecado”?
     ¡Que grave error es entrar en el confesionario sin hacer antes de todo corazón la invocación: Veni Creator Spiritu!
     ¿Cuándo subimos al pulpito reflexionamos que somos los portavoces de Dios Todopoderoso? ¿Luchamos por enseñar de manera clara, pujante, cautivadora o se trata solamente de otro sermón que soltar…y, peor todavía, de pasar hablando veinte minutos?
  Al encuentro de la mujer y del hombre.
Al tratar con mujeres recordaremos que son Magdalenas y han de ser trocadas en María para la dulcísima persuasión de su personalidad; que existen las Martas, preocupadas por muchas cosas y necesitadas de aprender que “sólo una cosa es necesaria”.Levantar a una hija de Jairo y devolvérsela a sus padres. Podré llegarme a más de una mujer hallada en adulterio y decirle “Tampoco yo te condeno. Vete y no peques más”. ¡Cuántas samaritanas se hallan en pie junto al pozo de Jacob pidiendo “el agua que da la vida”! ¡Cuantas realizan audaces esfuerzos “para tocar solamente el borde de la túnica”! Contad las viudas que han de ser consoladas por la muerte de su único hijo. Existe un mundo entero de mujeres que ganar para Dios. Si lo hacen, Cristo tendrá seguidores aun cuando todos sus discípulos hayan huido, pues las mujeres son más valerosas que los hombres. Subirán al Calvario, “estarán al lado de la cruz, asistirán a su entierro, y al apuntar por Oriente el Sol de la Pascua, se las hallará apresurándose hacia su tumba.”
     Piensa en los millones de Mateos que han de ser arrancados de las mesas de los cambistas y convertidos en seguidores de Cristo. Piensa en los infinitos abogados a los que hay que enseñarle la Ley, toda la Ley. Piensa en los escribas y fariseos que han de ser exorcizados. Pensad en las turbas de pobres que han de ser confortadas y sacadas de su desesperación por medio de las bienaventuranzas. Pensad en los millones de leprosos mentales que suplican al hijo de David que los purifique.
     Hay muchos publicanos que, como Zaqueo, tratan de ver a Jesús, sin conseguirlo por su baja estatura, decidles que desciendan de sus sicomoros y llevar a sus casa la salvación. Se busca a Jesús, urge ser Jesucristo las 24 horas del día.
     Renunciamos a Dios. Aunque en otro aspecto de la vida seamos hombres fuertes y luchadores, somos prófugos de Dios. Cuando se trata de la vida espiritual, la vida de oración, los verdaderos fundamentos de la vida del alma, inevitablemente enarbolamos la bandera blanca. “Veo lo mejor y lo apruebo, pero elijo lo peor.”¿Por qué? Porque somos prófugos de Dios.
     Nos descorazonamos con facilidad.
     San Bernardo llama a nuestras acciones semina aeternitas… semillas de eternidad y para la eternidad.

Nota: junto al nombre del padre Raymond aparecen las siglas O.C.S.O. (Order of Cistercians of the Strict Observance) Es decir Orden de los Cisterciences de la estricta observancia, familiarmente conocida como Trapenses, puedes conocerlos  mejor en http://www.ocso.org/

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