Autor: San Buenaventura O.F.M./ Juan da Fidanza
(Bagnoregio, Toscana, Italia; 1218 - Lyon; 15 de julio de
1274)Editorial Claretiana, Febrero de 2012.
Benedicto XVI
indicó al presente libro de San Buenaventura como su obra maestra y lo ha
definido como un manual de contemplación mística. SB explica el camino que ha
de recorrer la mente humana, siguiendo la huella de Dios en la creación, hasta
llegar a la contemplación del mismo Dios y entrar en íntima comunión con él.
Mente en SB: el
centro profundo de la persona con su capacidad de conocimiento y amor. En el
conocimiento de Dios interactúan y se iluminan mutuamente la inteligencia
(verdad) y el corazón (amor) La supremacía le pertenece al amor sin contradecir
la razón. Es un libro para leer detenidamente y requiere consultas.Es un escrito del siglo XIII donde el teólogo fundamenta y conecta con todo el depósito de la fe hasta el más mínimo detalle; anuncia algo y lo refleja en tal y en tal otra cita bíblica. Esto le da un ritmo a la exposición distinto al que pueda estar acostumbrado el lector contemporáneo. El escrito responde al espíritu de la escolástica movimiento al que pertenece San Buenaventura. La edición de Claretiana tiene una muy buena introducción, pero no es una edición crítica o de estudio, presenta el texto sin notas aclaratorias tan necesarias en todo escrito de siglos atrás.
Prólogo."Invoco al Padre eterno por su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo… tenga a bien iluminar los ojos de nuestra mente para dirigir nuestros pasos por el camino de aquella paz que excede a todo entendimiento.
Me retiré, por divino impulso, al monte Alverna como a lugar de quietud, con ansias de buscar la paz del alma… vínome a la memoria aquella visión que tuvo Francisco del alado Serafín".
El serafín es un ángel con seis alas, SB traza el camino como seis iluminaciones escalonadas que empiezan en las criaturas y llevan hasta Dios, se llega a Dios por el Crucificado… entrando por la sangre del Cordero como por la puerta… llamados a ser varón de deseos. Y los deseos se inflaman en nosotros de dos modos: por el clamor de la oración, que exhala en alaridos los gemidos del corazón, y por el resplandor de la especulación, por la que el alma directa e intensamente se convierte a los rayos de la luz.
SB 1º invita al lector al gemido de la oración por medio de Cristo crucificado… no sea que piense que le basta la lección sin la unción, la especulación sin la devoción, la investigación sin la admiración, la circunspección sin la exultación, la industria sin la piedad, la ciencia sin la caridad, la inteligencia sin la humildad, el estudio sin la gracia, el espejo sin la sabiduría divinamente inspirada.
Invita a revisar la vida y al examen de conciencia para aprovechar la iluminación intelectiva. A fin de que así suceda, la progresión de estas especulaciones no se ha de transcurrir superficialmente, sino que se ha de rumiar morosamente
ESPECULACIÓN DEL POBRE EN. EL DESIERTO
*Especulación de Dios por sus vestigios en el universo y el mundo sensible.
¡Señor: Condúceme, Señor, por tus sendas y yo entraré en tu verdad; alégrese mi corazón de modo que respete tu nombre!. El ascenso a Dios es por nuestro cuerpo, alma y mente.
Para subir a Dios, es necesario que evitado el pecado, vivir en la gracia que reforma, esto por la oración; en la justicia que purifica, por la vida santa; en la ciencia que ilumina, por la meditación; en la sabiduría que perfecciona, por la contemplación. Porque así como nadie llega a la sabiduría sino por la gracia, justicia y ciencia, así tampoco se llega a la contemplación sino por la meditación perspicaz, vida santa y oración devota.
De la grandeza y hermosura de las cosas creadas se puede a las claras venir en conocimiento del Creador, considera a su vez el origen, la grandeza, la multitud, la hermosura, la plenitud, la operación y el orden de todas las cosas. Toda criatura, por su naturaleza, es como una efigie o similitud de la eterna Sabiduría
*Especulación por las potencias naturales.
Entra, pues, en ti mismo y observa que tu alma se ama ardentísimamente a sí misma; que no se amara, si no se conociese; que no se conociera, si de sí misma no se recordase, pues nada entendemos por la inteligencia que no esté presente en nuestra memoria, y con esto adviertes ya, no con el ojo de la carne, sino con el ojo de la razón, que tu alma tiene tres potencias. Considera, pues, las operaciones y las habitudes de estas tres potencias y podrás ver a Dios por ti, como por imagen, lo cual es verlo como por un espejo y bajo imágenes oscuras.
Sb explica la operación de la memoria, de la virtud intelectiva y de la virtud electiva.
*Especulación de Dios en su imagen, reformada por los dones gratuitos.
Nuestra alma ha de revestirse con las tres virtudes teologales que la pacifican, iluminan y perfeccionan. El alma que cree, espera y ama a Jesucristo, (camino, verdad y vida) al creer por la fe en Cristo, recupera el oído y la vista espiritual; el oído, para recibir las palabras de Cristo; la vista, para mirar con atención los esplendores de su luz. Y al suspirar por la esperanza para recibir al Verbo inspirado recupera, mediante el deseo y el afecto, el olfato espiritual. Cuando por la caridad abraza al Verbo encarnado, recibiendo de El delectación y pasando a El por el amor extático, recupera el gusto y el tacto. Recuperados los sentidos espirituales, mientras ve y oye, huele, gusta y abraza a Cristo.
Nuestra alma es habitada por la divina Sabiduría como casa de Dios, quedándose constituida en hija, esposa y amiga de Dios; en miembro, hermana y coheredera de Cristo, que es su cabeza; en templo, sobre todo, del Espíritu Santo, el cual está fundado por la fe, levantado por la esperanza y consagrado a Dios por la santidad del alma y del cuerpo.
*Especulación de la unidad de Dios por su nombre primario. ¿Qué es el Ser?
Dios perfectísimo e inmenso, está dentro de todas las cosas, pero no incluido; fuera de todas las cosas, pero no excluido; sobre todas las cosas pero no levantado; debajo de todas las cosas, pero no postrado. Porque es unicísimo y omnímodo, por eso es todo en todas las cosas, por más que éstas sean muchas y El uno solo; y esto porque, a causa de su unidad simplicísima, por su verdad purísima y su bondad sincerísima, encierra en si toda virtuosidad, toda ejemplaridad y toda comunicabilidad Y por eso todas las cosas son de Él y son por El y existen en El, siendo como es omnipotente, omnisciente y omnímodamente bueno, el que ve perfectamente ese ser es feliz, conforme se dijo a Moisés: Yo te mostraré todo bien.
*Especulación de la beatísima Trinidad en su nombre que es el bien.
Empieza a hablar del bien, del carácter difusivo del mismo, luego se complica la lectura ya que SB menciona y relaciona categorías teológicas familiares al erudito, no así para el neófito.
*Exceso mental y místico, en el que se da descanso al entendimiento, traspasándose el afecto totalmente a Dios a causa del exceso.
Habiendo recorrido estas seis consideraciones… se arriba a la paz… Saliendo por el exceso de la pura mente de ti y de todas las cosas, dejando todas y libre de todas, serás llevado altísimamente al rayo clarísimo de las divinas tinieblas.
Y si tratas de averiguar como sean estas cosas, pregúntalo a la gracia, pero no a la doctrina; al deseo, pero no al entendimiento; al gemido de la oración, pero no al estudio de la lección; al esposo, pero no al maestro; a la tiniebla pero no a la claridad; a Dios, pero no al hombre; no a la luz, sino al fuego, que inflama totalmente y traslada a Dios con excesivas unciones y ardentísimos afectos. Fuego que ciertamente, es Dios, y fuego cuyo horno está en Jerusalén, y que lo encendió Cristo con el fervor de su ardentísima pasión y lo experimenta, en verdad, aquel que viene a decir Mi alma ha deseado el suplicio y mis huesos la muerte. El que ama está muerto, puede ver a Dios, porque, sin duda alguna, son verdaderas estas palabras: No me verá hombre alguno sin morir.
Muramos, pues, y entremos en estas tinieblas, reduzca mas a silencio los cuidados, las concupiscencias y los fantasmas de la imaginación; pasemos con Cristo crucificado de este mundo al Padre, a fin de que, manifestándose en nosotros el Padre, digamos con Felipe: Esto nos basta; oigamos con San Pablo: Bástate mi gracia; y nos alegremos con David, diciendo: Mi carne y mi corazón desfallecen, Dios de mi corazón y herencia mía por toda la eternidad. Bendito sea el Señor eternamente, y responderá el pueblo: Así sea. Así sea Amén.
Nota:
* Fue un santo y místico
franciscano. Llegó a ser General de la Orden franciscana. Es Doctor de la
Iglesia Católica.
** OFM las siglas al lado de su nombre significan Orden de Frailes Menores, la congregación religiosa fundada por san Francisco de Asis.
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