Autor: Juan Pablo II.
Editorial Conferencia Episcopal Argentina, Buenos Aires 1996.
Juan Pablo II publica este libro en noviembre de
1996, fecha en la que celebraba 50 años de sacerdocio. Escrito en primera
persona narra la historia de su vocación y el camino que recorrió en sus 76
años de vida.
El misterio de un don que es más grande que el
hombre. “¿Cuál es la historia de mi vocación sacerdotal? La conoce sobre todo
Dios. En su dimensión más profunda, toda vocación sacerdotal es un gran
misterio, es un don que supera infinitamente al hombre. Cada uno de nosotros
sacerdotes lo experimenta claramente durante toda la vida. Ante la grandeza de
este don sentimos cuan indignos somos de ello.
La vocación es el misterio de la elección divina:
"No me habeis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros,
y os he destinado para que vayais y deis fruto, y que vuestro fruto
permanezca" (Jn 15, 16). "Y nadie se arroga tal dignidad, sino el
llamado por Dios, lo mismo que Aarón'' (Hb 5, 4). "Antes de haberte
formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses, te tenía
consagrado: yo profeta de las naciones te constituí" (Jr 1, 5).
El don es siempre más grande. Y es hermoso que sea
así. Es hermoso que un hombre nunca pueda decir que ha respondido plenamente al
don. Es un don y también una tarea: ¡siempre! Tener conciencia de esto es
fundamental para vivir plenamente el propio sacerdocio.
Intereses juveniles. Siendo estudiante en Wadowice manifiesta
fascinación por la literatura, en particular por la dramática, y por el teatro.
Estudiaba filología, hasta que es noviembre de 1939 las autoridades alemanas deportan
a los profesores al campo de concentración de Sachsenhausen.
El llamado de Dios. En el otoño de 1942 tomé la
decisión definitiva de entrar en el seminario de Cracovia, que funcionaba
clandestinamente. ...mientras continuaba trabajando como obrero en la cantera de piedra Solvay.
La maduración definitiva de mi vocación sacerdotal,
como he dicho, tuvo lugar en el período de la segunda guerra mundial...la
tragedia de la guerra dio un tinte particular al proceso de maduración de mi
opción de vida... Ante la difusión del mal y las atrocidades de la guerra era
cada vez más claro para mí el sentido del sacerdocio y de su misión en el
mundo.
En efecto, en mi conciencia contemporáneamente se
manifestaba cada vez más una luz: el Señor quiere que yo sea sacerdote. Un día
lo percibí con mucha claridad: era como una iluminación interior que traía
consigo la alegría y la seguridad de una nueva vocación. Y esta conciencia me
llenó de gran paz interior.
Influencias en mi vocación
Ejemplo familiar. La preparación para el sacerdocio, recibida en el
seminario, fue de algún modo precedida por la que me ofrecieron mis padres con
su vida y su ejemplo en familia. Sucedía a veces que me despertaba de noche y
encontraba a mi padre arrodillado, igual que lo veía siempre en la iglesia
parroquial.
Juan Pablo II & su sacerdocio. ¡Sacerdote! … Quien se dispone a recibir la sagrada
Ordenación se postra totalmente y apoya la frente sobre el suelo del templo,
manifestando así su completa disponibilidad para asumir el ministerio que le es
confiado.
¿Qué significa ser sacerdote? "servidores de
Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, lo que en fin de
cuentas se exige de los administradores es que sean fieles'' (1 Co 4, 1-2). El
administrador no es el propietario... el sacerdote recibe de Cristo los bienes
de la salvación para distribuirlos debidamente entre las personas a las cuales
es enviado. Se trata de los bienes de la fe.
La vocación sacerdotal es un misterio. Es el
misterio de un "maravilloso intercambio" entre Dios y el hombre.
Un amor siempre presente. Haced esto en conmemoración mía''. La Eucaristía se
realiza también para ofrecer "sobre el altar de la tierra entera el
trabajo y el sufrimiento del mundo'', según una bella expresión de Teilhard de
Chardin.
¿Qué "conmemoración"? Sabemos que a esta
palabra hay que darle un sentido fuerte, que va más alla del simple recuerdo
histórico. Estamos en el orden del "memorial" bíblico, que hace
presente el acontecimiento mismo. ¡Es memoria-presencia!
Sacerdote. No hay duda de que el sacerdote, con
toda la Iglesia, camina con su tiempo, y es oyente atento y benévolo, pero a la
vez crítico y vigilante, de lo que madura en la historia.
Si se analizan las aspiraciones del hombre
contemporáneo en relación con el sacerdote se verá que, en el fondo, hay en el
mismo una sola y gran aspiración: tiene sed de Cristo...¡Al sacerdote se le
pide Cristo! Y de él tiene derecho a esperarlo, ante todo mediante el anuncio
de la Palabra.
En contacto continuo con la santidad de Dios, el
sacerdote debe llegar a ser él mismo santo. Su mismo ministerio lo compromete a
una opción de vida inspirada en el radicalismo evangélico. Esto explica que de
un modo especial deba vivir el espíritu de los consejos evangélicos de
castidad, pobreza y obediencia... ''La oración hace al sacerdote y el sacerdote
se hace a través de la oración''.
Santidad. Sólo desde el
terreno de la santidad sacerdotal puede desarrollarse una pastoral eficaz, una
verdadera "cura animarum"...
Los frutos duraderos de los esfuerzos pastorales nacen de la santidad
del sacerdote.
El presbítero debe "vivir de la Palabra''.
El estudio, para
ser auténticamente formativo, tiene necesidad de estar acompañado siempre por
la oración, la meditación, la súplica de los dones del Espíritu Santo. "Labia sacerdotum scientiam
custodiant..." (cf. Ml 2, 7)... tienen una especie de valor programático
para quien está llamado a ser ministro de la Palabra... Debe poseer y
transmitir la "ciencia de Dios" que no es sólo un depósito de
verdades doctrinales, sino experiencia personal y viva del Misterio, en el
sentido indicado por el Evangelio de Juan en la gran oración sacerdotal:
"Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y
al que tú has enviado, Jesucristo"
Deseos finales que abarcan toda la humanidad. Que
Dios mantenga en los sacerdotes una conciencia agradecida y coherente del don
recibido, y suscite en muchos jóvenes una respuesta pronta y generosa a su
llamada a entregarse sin reservas por la causa del Evangelio. De ello se
beneficiarán los hombres y mujeres de nuestro tiempo, tan necesitados de
sentido y de esperanza.
Que la Virgen María acoja este testimonio mío como
una ofrenda filial, para gloria de la Santísima Trinidad. Que la haga fecunda
en el corazón de los hermanos en el sacerdocio y de tantos hijos de la Iglesia.
Que haga de ella una semilla de fratemidad también para quienes, aun sin compartir
la misma fe, me hacen con frecuencia el don de su escucha y del diálogo
sincero.
Notas:
* El Vaticano ha puesto este libro completo a disposición en su página http://www.vatican.va/archive/books/gift_mystery/documents/archive_gift-mystery_book_1996_sp.html es una ventana sin otras ventanas emergentes o banners, así que puedes copiar fácilmente el texto y tenerlo en tu pc.
* Escribió 14 encíclicas, varios libros, grabo rezos y canciones. Sobre él se realizaron documentales y películas, he visto el film "Karol el hombre que se hizo Papa" del año 2005 dirigida por Giacomo Battiato, es sumamente fiel al libro Don y misterio, tiene una secuela.
* Tuvo un largo pontificado, en sus últimos años enfermo de parkinson, sufrió un atentado contra su vida al recibir disparos en Piazza San Pietro el 13 de mayo de 1983.
* Su libro de 2004 ¡Levantaós! ¡Vamos! es otra autobiografía que cuenta otro periodo de su vida.
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