Autor: Alejandro Dumas & Augusto Maquet
Editorial: Emece
¿En qué se inspira? Un hombre escribe sus memorias, de su relato nace El conde de Montecristo. Dumas encontró en las memorias de Jacques Peuchetuna la historia real en la que basa su novela. Peuchet relata como François Picaud un zapatero que vivía en París en 1807 se comprometió con una mujer rica, pero cuatro amigos celosos le acusan falsamente de ser un espía de Inglaterra. Pasa 14 años en la cárcel, allí un presidiario moribundo le legó un tesoro escondido en Milán. Cuando Picaud fue liberado, ya con el tesoro, volvió bajo otro nombre a París y dedicó diez años a trazar su exitosa venganza contra sus antiguos amigos.
¿Cómo se escribe? Los chicos Dumas, tanto el padre como el hijo, contaban con más de medio centenar de escritores para sus obras. Augusto Maquet se destaca por esta obra, entre otras. Los Dumas revisaban la novela y corregían, firmaban y entregaban a imprenta. De tal manera se daban maña que es risible (real o apócrifa) la anécdota cuando Dumas padre le preguntó a su hijo Alejandro Dumas,"¿Has leído mi nueva novela?", y éste le contesta: "Sí. ¿La has leído tú?"
¿Qué nos cuenta El Conde de Montecristo?
En la novela Edmundo Dantes se convierte en capitán de un barco y está por casarse con una chica muy bonita. Un grupete de mediocres le envidian el barco, la novia, etc. Y las cosas se dan como se ha leído del zapatero es lo que vive Dantes.
El presidiario que le confiara su tesoro le enseña idiomas, historia y todo lo necesario para sobresalir en la sociedad. Ya libre y millonario se autotitula "conde" y comienza a ser el bienhechor de todo desventurado, tiene una confianza ciega en sus servidores. Junto a esto es el despiadado vengador de sus verdugos, y sólo al final se serena.
La historia es por demás conocida. Leer esta novela es enfrentarse a cómo se narra esa trama que la mayoría de los lectores ya conoce y descubrir como se van presentando los personajes y cómo se develan las relaciones entre los mismos.
Es una historia en la que el pasado se hace presente constantemente, donde nada queda en el secreto y el presente es escenario de intrigas, crímenes y venganzas. Hay una historia de envenenamientos en la novela que entra muy bien en la trama y le da interesantes giros a la historia.
Pantalla Grande.
La novela ha inspirado múltiples representaciones artísticas. He visto la película de 1975, se me hizo un poco simplona aunque el final es más realista, hay quien dice al conde: "Los ángeles vengadores no pueden pedir el perdón de sus victimas".
Luego esta la versión de 2002 donde Kevin Reynolds, que es sólo una adaptación, y difiere tanto de la novela como también de la versión del 75. Prefiero esta última película, las actuaciones son más logradas.
Hay momentos en que se entiende la necesidad de hacer justicia, uno coincide con el personaje, sin embargo, es notable cómo el rol de justiciero del Conde mayormente se desarrolla en la venganza de cuantos han tenido parte en su infortunio.
El presidiario que le confiara su tesoro le enseña idiomas, historia y todo lo necesario para sobresalir en la sociedad. Ya libre y millonario se autotitula "conde" y comienza a ser el bienhechor de todo desventurado, tiene una confianza ciega en sus servidores. Junto a esto es el despiadado vengador de sus verdugos, y sólo al final se serena.
La historia es por demás conocida. Leer esta novela es enfrentarse a cómo se narra esa trama que la mayoría de los lectores ya conoce y descubrir como se van presentando los personajes y cómo se develan las relaciones entre los mismos.
Es una historia en la que el pasado se hace presente constantemente, donde nada queda en el secreto y el presente es escenario de intrigas, crímenes y venganzas. Hay una historia de envenenamientos en la novela que entra muy bien en la trama y le da interesantes giros a la historia.
Pantalla Grande.
La novela ha inspirado múltiples representaciones artísticas. He visto la película de 1975, se me hizo un poco simplona aunque el final es más realista, hay quien dice al conde: "Los ángeles vengadores no pueden pedir el perdón de sus victimas".
Luego esta la versión de 2002 donde Kevin Reynolds, que es sólo una adaptación, y difiere tanto de la novela como también de la versión del 75. Prefiero esta última película, las actuaciones son más logradas.
Hay momentos en que se entiende la necesidad de hacer justicia, uno coincide con el personaje, sin embargo, es notable cómo el rol de justiciero del Conde mayormente se desarrolla en la venganza de cuantos han tenido parte en su infortunio.
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