La tentación.

Fotograma de La Pasión de Cristo
Título: La tentación.
Autor: Lorenzo Galmés Más
Editorial BAC Madrid 1988.

  Cuando Jesús enseña a orar aconseja pedir al Padre no caer en la tentación, es señal de la vital importancia que para sus discípulos tiene el no dejarse arrastrar por ella. Una traducción de esa petición del Padre nuestro puede ser "no nos dejes entrar en la tentación" 
   San Pablo ve en las tentaciones la oportunidad de unirse a Jesucristo y vencerlas "Me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo en favor de su Iglesia" (Colosenses 1.24) Esto está dentro de la teología de la cruz, comparto la lucha para celebrar la victoria.
   La tentación puede ser instigación del demonio o bien algo que Dios permite y en lo que nos asiste "No habéis sufrido tentación superior a la medida humana. Y es fiel Dios que no permitirá seáis tentados sobre vuestras fuerzas. Antes bien, con la tentación os dará el modo de poderla resistir con éxito" (1º Corintios 10.13)
   Jesús aconsejó a sus discípulos vigilancia y oración (Marcos 14.38)
Tres santos iluminan el camino.  
   San Agustín distingue: la tentación como engaño (proviene del diablo) y la tentación como prueba (proviene de Dios). La consecuencia es clara: no ceder ante la sugestión de mal ni acobardarse ante las exigencias del bien.
   Santo Tomás de Aquino coincide con Agustín. Respecto al engaño que envuelve la tentación enseña cómo el demonio ataca la parte más débil del hombre, la material, relacionada por su propia naturaleza con la carne, cuya sensibilidad y tendencias desordenadas le facilitan la tarea. La prueba que viene de Dios tiende a enseñar, sacamos partido del auxilio divino. Job intuye en su prueba la grandeza y bondad de Dios frente a la limitación humana. Job va hacia Dios no por la comprensión de lo humanamente incomprensible,sino por la aceptación en fidelidad y amor.
   Para San Francisco de Sales la presencia de la tentación ha de conducir a un real y verdadero autoconocimiento de sí mismo, que clarifique bien la disposición personal ante la voz de Dios y los gritos de las pasiones humanas; ante la gracia que nos hace hijos de Dios y la decisión del que se encierra en a mezquindad de los intereses temporales.

   En una segunda parte el libro trata desarrolla algunas pautas de comportamiento frente a las tentaciones. Ellas son el dominio de sí mismo, la conciencia de la propia dignidad y de la maldad del pecado, el compromiso de lucha y la fuerza de la oración. Recomienda la participación frecuente y cuidada en la práctica de los sacramentos.
   Santo Tomás recomienda asimilar la fuerza que emana de la Sagrada Escritura,como hizo Jesús en las tentaciones del desierto.
   El padre Enrique Denifle recomienda crecer en la virtud de la humildad,imitando a Cristo que ha dicho “Aprended de mi que soy manso y humilde de corazón” Mateo 11,29.
La tentación ayuda a conocernos, se nos descubre el fondo de nuestra alma.
   

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