La mujer que escribió Frankenstein

esther cross

La mujer que escribió Frankenstein.

Esther Cross (Buenos Aires, 1961)



   Existe un pueblo que tiene cerca de 200 años y careció en sus inicios de planificación, orden o proyecto. Desde hace pocos años vivo en ese pequeño pueblo y descubrí una grave dificultad: aun no tiene planificación alguna, orden o proyecto.
   Días atrás murió el padre de un amigo. Su sepelio sería en el cementerio de mi pueblo. Compramos el lote o terreno vecino al de su esposa. Un hallazgo inesperado, la pala chocó la madera de un antiguo ataúd; por suerte aún no llegaba el cortejo. Nos regresaron el dinero. No sabían quienes eran los titulares de ese lote ni quienes estaban en esos dos ataúdes que rápidamente cubrieron con tierra y con terror.
   Improvisamos. Conseguimos un lugar temporal para el difunto que siendo marxista seguramente habría ordenado expropiar esa tumba que nos vendieron y de la que luego nos despojaron. Mientras rezábamos por su eterno descanso alguien todavía susurraba: "¿Qué hacemos acá? ¡Esta no es la tumba!¡No es aquí". El que decía esto, por supuesto, no vive en mi pueblo. Al llegar a casa sabía qué libro leer.

    La mujer que escribió Frankenstein presenta la vida de Mary Shelley  y el testimonio de la época.  Esther Cross nos relata las investigaciones, los avances científicos y experimentos que se realizaban en aquellos años. Experimentos galvánicos, disecciones y profanaciones de tumbas son hechos que al describirse nos hacen pensar que la novela Frankenstein no es más que una novela realista. Vas leyendo el libro y te convences de que MS no podía escribir otra novela que la de su moderno Prometeo. 

   Se vive una época en que los cuerpos de los difuntos no se quedan quietos. Se trasladan féretros de un cementerio a otro, se profanan tumbas, se exponen cadáveres... e incluso lo del monstruo: los muertos cobran vida.
   El párrafo anterior no sólo describe a los pilluelos decimonónicos y sus andanzas. ¡Los pilluelos de nuestra época no son tan distintos! Basta ver esos presidentes que nadie votó: como Hugo Chavez jugando a CSI Caracas profanando la tumba de Simón Bolivar o Pedrosan intentando jugar a lo mismo con Franco. O esas muestras de supuesto arte que exponen cadáveres sin piel y recorren países y continentes enteros. Ni qué decir de Orgullo y prejuicio zombie, o El Quijote y Zombie Panza y tanta película, serie, libro e historieta de muertos vivos que pueblan nuestros días. 
   
   El libro tiene el identikit del monstruo al que el doc llama  en vano de muchas maneras y al cual nosotros llamamos como el doc.    
   Mary Shelley descubre que es famosa y que colocar en  un escrito "por la autora de Frankenstein" facilita las cosas, algo parecido a poner una frases de Stephen king o del New York Times en la portada de tu novela. Una cosa que me sorprendio es que ella pudo ver representado a Franki en el teatro. 

    ¿Leer este libro antes o después de leer Frankensteín? No lo sé. Elige tu propia aventura. Pero no dejes de leerlo, es un libro interesante y muy recomendable.


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